REPORTAJE
"Los niños jugaban a los fusilamientos"
Moreno Villa, tutor en la Residencia de Estudiantes en tiempos de Lorca y Buñuel, relató en un diario, inédito hasta ahora, el inicio del asedio franquista a Madrid
JAVIER RODRÍGUEZ MARCOS - Madrid - 18/12/2011 .EL PAIS
"No sacaré nada; puede que dentro de unos días volvamos todos, pensé para engañarme", recordó que dijo al dejar su habitación. En la maleta, eso sí, metió el manuscrito de un diario que llamóNotas desde el Madrid sitiado. Aquellas cuartillas han permanecido inéditas 74 años, pero la próxima semana verán la luz dentro de un volumen de 700 páginas titulado escuetamenteMemoria. Recopilado por Juan Pérez de Ayala y editado por la Residencia de Estudiantes, el libro incluye Vida en claro y todos los textos autobiográficos del autor malagueño.
Todo es inquietante. Demasiado silencio o demasiado poco: "Los hombres que antes no levantaban su voz son los únicos que ahora vociferan y cantan". Quince días después, las incursiones aéreas son una costumbre. "El ataque a Madrid dura ya una semana. Los periódicos extranjeros afectos a los nazis comienzan a ver fracasado el intento. Hoy, a las ocho y media de la mañana, hubo un combate de aviones sobre la población. Lo vi desde mi cuarto. Es un espectáculo que entusiasma a la gente. Yo creo que por lo que tiene de deportivo. No se ve la sangre y sí la agilidad y el ataque, el esguince y la vuelta". Son los tiempos en que todavía hay niños en los parques: "Jugaban a la guerra y a los fusilamientos".
Con los primeros bombardeos, que "respetaban una zona de Madrid, la de lujo, y se cebaban en los barrios pobres", el drama baja de las nubes. Aunque fiel a la República hasta considerarse un "miliciano de la cultura" después de ser rechazado por su edad en la oficina de alistamiento, Moreno Villa no deja de consignar los desmanes dentro de su propio bando: "¡Cuántos amparados no habrá en las embajadas! Durante estos meses he visto que estas necesitaban echar mano de otros edificios, indudablemente refugios de gente insegura, es decir, culpable o simpatizante con el movimiento. Aunque también de otras que no hicieron nada malo. ¡Es tan complicada la situación!".
En una guerra, dirá, la conducta está por encima del razonamiento -"ya no valen literaturas"-, pero él alcanza a ver claro en el río revuelto: "Estoy por creer que las ferocidades mayores cometidas en esta hecatombe doble se debieron a estos cobardes que se camuflaban de revolucionarios o purificadores; de estos cucos y ventajistas de retaguardia. Conozco casos terribles de bajas venganzas cometidas por individuos ínfimos resentidos por las órdenes antiguas de un superior administrativo".
Moreno Villa estaba en Estados Unidos dando conferencias como enviado del Gobierno cuando se convirtió en el primer refugiado invitado oficialmente por México. Llegó en mayo de 1937. Allí se casó y tuvo un hijo, José Moreno Nieto. Fue él quien donó a la Residencia de Estudiantes el archivo que contenía el diario inédito. "Mi padre murió cuando yo tenía 14 años. No recuerdo que me hablara mucho de la guerra. Hablaba más de su infancia", dice por teléfono desde Friburgo, donde vive. Curiosamente, ahí había estudiado química José Moreno Villa. "Todavía se le recuerda más en México que en España", dice su hijo. Cosas de la mala memoria.
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